Se puede condensar la enseñanza de Stefano Rodotà en esta fórmula: la tarea del civilista consiste en ser, al mismo tiempo, precursor del cambio y adaptación, no al arbitrio sino en la cúspide de los principios que connotan la experiencia reconstruida en el “sistema”. Quisiera testimoniar al Maestro Rodotà, que nos ha dejado, mi devoción y mi infinita gratitud, tres de las cosas bellas que ha marcado mi vida: su enseñanza, su frecuentación y su amistad, que no olvidaré jamás.